La plaza fue el inicio de esta
excursión a las Minas (de hierro) y de un buen acopio fotográfico de plantas
silvestres que al pasar junto a ellas nos “obligaban” a parar.
Tras pasar por el peirón de San
Miguel ya veíamos relojeras, amapolas, llantenes, salvias, hierbas de halcón,
etc. Al poco la sorpresa; una pareja de corzos cruzaron velozmente la umbría
del Cerro y el camino frente a nosotros, logrando que quedáramos casi
inmóviles, excepto de cabeza, para poder seguir su fugaz aparición.
Entrando en zona de monte:
tomillo, cantueso, estepa, nevadilla, lino, esparraguera, espino negro,
aladierno, encina, quejigo, gamón, etc.
Descanso junto a la Casilla de las Minas para
entrar luego a la mina que lleva su nombre, provistos eso sí con linternas,
para recorrer los 106
metros en llano que suman sus galerías.
A la ida cantaban ruiseñores y
al regreso trigueros por la
Berenguer.
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